miércoles, 21 de mayo de 2014

Me he dedicado a amar.
Toda mi vida.
Apenas ahora estoy aprendiedo a amarme a mi.
Sin juzgarme, sin maltratarme, exigiendome como le exigo a otros, tratando de ser congruente y leal a mi.
Todavia no se muy bien como es eso.
Todos los dias lo voy descubriendo y la base principal ha sido: la escucha.
De lo que pasa a mi alrededor, de lo que vibra mi cuerpo, mi ser, de lo que pide mi panza, de mi intuición, de eso que no se como lo se pero lo se, de mis sueños, de mis espejos que son los otros con los que vengo compartiendo el camino.
En el camino de la aceptación también he aprendido sobre otra clase de amor.
El que acompaña, el que recibe, el que acoge, el que respeta la batalla que mi igual esta librando, el que recibe de todo y lo transforma en flores, el que suelta y deja que los otros sean sin sentir que me abandonan ( ese me lo enseño mi gato).

Me falta disciplina, estructura, constancia.
Para que me alcance el dia, para hacer mas cosas, para rendir mas, para explorar mas, para ser mas productiva.
Y quisiera encontrarla en la justa media por que tambien me gusta solo estar.
Escuchar, oler (acabo de descubrir que puedo), acariciar, contemplar, dormir, comer, cantar...
Y la parte productiva se va al carajo.

Estoy en el camino pues, como todos.
A veces me rebaso, a veces me desespero.
Pero en el camino.

Como saber cual es la justa medida? Quien mide? Quien lo dice?
Le estoy dando fuerza a mi voz, para que la respuesta sea clara y contundente: Yo.

Y al oirlo lo crea.
Me crea.
Y la fuerza creadora emane de mi, hacia todos los rumbos.
Por mi, para mi, de mi.
Luego entonces quizás aprenda a compartir todo esto con alguien más,
Ahora hago lo que puedo.

No se por que estoy llorando.





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